lunes, 13 de enero de 2014

Editorial 13/1

No podríamos poner a la inseguridad como el tema del día. La inseguridad es un tema de siempre. Donde hay humanos, donde haya a quien someter con  miedo, ahí está presente la inseguridad. El miedo, fiel amigo de los tiranos, se hace presente a lo largo de historia como método de opresión de los pueblos. Mediante este, los seres humanos han decidido permanecer dormido. Las cifras de este reciente año 2014 son aterradoras: nueve crímenes en doce días. Todos asociados a robos. Para ser más precisos un crimen cada 32 horas.

Sin dudas que en el contexto del país los números son muchos más que eso. Son el reflejo de un país que de a poco se le van acortando las soluciones. Lamentablemente cada nuevo problema parece golpear a un gobierno que sin descanso no para de atajar penales con arqueros suplentes. Para ser ilustrativos: Pongamos el caso de la selección argentina. Sergio Romero es arquero titular indiscutido. Figura sin dudas en el equipo del actual entrenador. Sin embargo, a pesar de saber de su buena técnica y seguridad, no conforma porque en su actual equipo, el Mónaco de Francia, es suplente. La falta de actuaciones y su acotada presencia en el campo de juego, llenan un manto de dudas en la sociedad futbolera, que sin verlo actuar, no hace más que cuestionar su autoridad.

Jorge Capitanich y Axel Kicillof, ambos porteros inefables, son buenos, pero no cubren el puesto que debería cubrir en este caso Cristina Fernández. Y la gente, nosotros, los que votamos, queremos ver a los titulares, no a los suplentes.  
Silencio absoluto en los cortes de luz; silencio absoluto sobre una agenda económica cargada de contradicciones; y mutismo ante la inseguridad. El silencio genera inquietud. La inquietud genera intranquilidad. La intranquilidad genera miedo y el miedo… otra vez volvemos al miedo.
Es verdad que las cifras asustan, pero más asusta el silencio. Nadie tiene la culpa de nada, la pelota va de un lado a otro, como en un juego del Barcelona, que en un principio fascinaba por su elegancia y displicencia, pero que después de  un tiempo termina aburriendo, hasta hartando cuando solo es eso… muchos toques pero sin goles.

No importa quien tenga la culpa de la derrota. En términos generales es secundario. Lo que importan son las soluciones. Y en los malos resultados, los titulares tienen que hacer valer su puesto.

@cronopio17

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